Hace varios dias que vengo leyendo FAUSTO, es una obra increible, desde lo literario con tanto caudal de vocabulario hasta las ideas y pensamientos que refleja. Disfruto mucho leyendo cuando el autor te obliga a saborear cada línea, a leer con paciencia y te va llevando por recónditos espacios de la mente.
Lo que me llama la atención y he aquí el porqué de este blog de hoy, es que el drama faústico se basa en un pacto con el diablo a cambio de un instante de felicidad (nota: no soy quién para opinar sobre esto, no soy un erudito en filosofía y mucho menos en literatura) y recordaba todo esto cuando venía camino a mi casa luego de un día mas de trabajo.
Sobre Rivadavía en Caballito hay un mendigo de varios años, que realmente me da mucha pena cuando lo veo porque podría tener tranquilamente la edad de mi abuelo y eso mueve algunas cosas en mí. El punto es que hoy viví algo mágico, mas allá de las monedas o limosnas que este hombre pueda recibir, hoy lo ví reir y sentirse muy feliz cuando una nena, que no tendría mas de 4 años, se acercó, le dió unas monedas y le dió un beso y ese acto tan simple desbarató en mi todas mis preocupaciones y pensamientos del momento para poner en primer plano justamente eso, lo simple que puede ser un estado de felicidad pura y extremadamente sencilla. Pensaba en Fausto y su drama, pensaba en las cosas que dejamos pasar, aquellas que no vemos porque la vida esta llena de otras cosas que nos quitan lo mágico de los pequeños momentos.
Estos son los pequeños milagros que llenan la vida de los que no tienen nada, mas allá de una moneda. Quiénes tenemos algo no pensamos por lo general en esas cosas y nos preocupamos por acumular cosas que son efímeras e inútiles.
Y nada, era decir esto... alguien dijo una vez "La vida es eso que pasa mientras estamos preocupados haciendo cosas"